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Cuando estamos empezando en numismática, es lo más normal del mundo querer acumular cuantas más monedas, mejor. Al fin y al cabo, al principio es cuando más ilusionados estamos con nuestro nuevo hobby. Pero claro, el presupuesto suele ser limitado, así que mucha gente recurre a la compra de monedas al peso. Generalmente, esto es un error.
Sin embargo, si vas al Instagram de ColeMone, verás que algunas de las monedas del mundo que he puesto están claramente sacadas de lotes comprados por kilos. Sí, yo lo sigo haciendo. Pero lo hago por una razón diferente, que tiene que ver solo en parte con la numismática.
Hoy, te explico por qué, en este caso particular, es mejor que hagas lo que yo diga y no lo que yo haga.
Por qué tú no deberías hacerlo
Salvo que seas coleccionista de errores, que es un mundo numismático con un saber adquirido propio y métodos que difieren del coleccionismo tradicional, hay cuatro grandes razones por las que no comprar monedas al peso: ineficiencia, poca belleza, poca historia y mala inversión.

Veamos por qué, una por una:
Hay maneras mejores de comenzar una colección
Dejando de lado las colecciones de errores, normalmente, quien compra moneda al peso es porque está iniciando una de tres colecciones: monedas de Juan Carlos I, monedas de Franco, o monedas del mundo.
Cuando se compran monedas por kilo hay que asumir dos cosas: a) no va haber ninguna moneda rara, y b) va a haber muchas repetidas. Estos dos axiomas van a hacer que comprar así sea tremendamente ineficiente.
En moneda del mundo no influyen tanto; al fin y al cabo, hay cientos de miles de piezas que añadir a nuestro álbum. Aún así, si tienes tiempo, irse a las cajas de monedas sueltas a 20 céntimos por moneda que la mayoría de comerciantes tienen es un uso más eficiente de tu presupesto.

Pero sí es especialmente sangrante en las colecciones de Franco y de Juan Carlos. Sale casi al mismo precio ir comprando las monedas comunes en estado sin circular año por año que comprar tres o cuatro kilos de monedas y ver qué sale. Y, ademas, no te arriesgas a que te falte alguna común solo porque la suerte no haya hecho que esté en el montón al peso.
La colección no va a ser especialmente bonita
No nos engañemos: las monedas que acaban siendo vendidas al peso es porque no tienen salida de manera individual. Y no tienen salida de manera individual bien porque sus versiones en sin circular son increíblemente baratas, bien porque están tan mal conservadas que no se van a vender nunca por sí solas.
Añade a eso que, en el mejor de los casos, van a venir sueltas en una bolsa, chocando constantemente entre sí y causando rayazos las unas a las otras.
El resultado es el que es. Si tengo un buen dia diré que son monedas que, en general, no llaman la atención estéticamente. Si tengo uno malo, diré que dan verdadero asco.
Casi todas tienen una dimensión histórica poco interesante
En una bolsa de un kilo de monedas, lo más normal es que vengan monedas del siglo XX o del XXI.
Sí es verdad que alguna vez me ha venido alguna pieza chula de las guerras mundiales, pero en su amplia mayoría, son monedas normalillas del tipo «número grande a un lado, escudo o cara del rey al otro», que se han hecho, simplemente, para mantener estable la cantidad de efectivo en circulación.

Todas las monedas tienen una historia, pero estas en concreto se pueden analizar casi únicamente desde el prisma de la historia de la economía. Si te has metido a la numismática para aprender de historia en general, es muy dificil que estas piezas mantengan tu atención, derrotando así el propósito de coleccionar.
Es una inversión terrible
Cuando estás comprando monedas al kilo, estás comprando lo peor de lo peor, lo que nadie quiere.
Y que las metas en cartoncillos y las pongas en un álbum no cambia eso: cuando vayas a venderlas, sigue siendo lo que nadie quiere. Al fin y al cabo, el coleccionista mira la moneda, no el paquete en el que viene (salvo que colecciones coincards de 2€ conmemorativos, que sí que puede influír).
Comprar monedas al peso no es una buena inversión. De hecho, es dinero totalmente perdido.
Y dicho todo esto, te voy a contar por qué yo aún sigo haciéndolo:
Por qué sigo comprando monedas al peso
Como te decía al principio, mi principal razón para comprar monedas al peso, aún años después de haber superado la fase de acumulación, solo tiene que ver con la numismática en parte.
Si has leído este blog antes, quizá sepas que me dedico profesionalmente a la enseñanza. Y, entre mi trabajo y ColeMone (que, a estas alturas, ya se ha convertido en otro trabajo a tiempo parcial), me paso el día haciendo tareas creativas que conllevan un esfuerzo mental importante.
Así que, muchas veces, cuando no tengo ganas de seguir pensando, me voy a mis bolsas de monedas compradas al peso.
Porque… me relaja.
Encuentro que el proceso de clasificarlas, registrarlas en mi base de datos de OpenNumismat, meterlas en un cartoncillo, y pegarles las etiquetas, no requiere un proceso mental prolongado. Todo lo contrario, es una rutina más bien mecánica, perfecta para mí cuando estoy cansado.

Dicho en otras palabras: lo que le pido a estas monedas es muy diferente de lo que le pido a otras colecciones. En esta colección, lo único que pido es que el precio por hora de entretenimiento no sea muy elevado.
Y si calculamos que en un kilo de monedas vale entre 6 y 12 euros (dependiendo de si son españolas o extranjeras, y de qué tipo de extranjeras), que hay unas 300 monedas en un kilo, y que lidiar con ellas me lleva unas 5 ó 6 horas, la hora de entretenimiento me sale a 1 ó 2 euros.

Eso no quiere decir que no tenga reglas para incluír una moneda en mi colección. De hecho, tengo tres:
- Solo compro al peso monedas del mundo.
- Solo pongo en cartoncillos las piezas que sean de un tipo que aún no esté en mi colección. Si la monedas es de un tipo que ya lo tengo, pero de un año concreto que todavía no, la guardo en una caja.
- Solo guardo monedas que cumplan con mi calidad mínima exigida: MBC. Es decir, que se vean bien todos los elementos aunque tengan cierto desgaste, y que no haya manchas importantes.
En definitiva, como ves, yo tengo una razón muy específica y concreta para comprar monedas al peso, y siempre lo hago sabiendo bien las desventajas que tiene. Si tú no tienes esa razón, probablemente te salga más a cuenta centrarte en otros tipos de monedas.
Hola Francisco.
Interesante post.
Muy en consonancia con lo que pienso sobre las monedas «a kilo».
Por cierto, buena captura la de 2 Anna de Pakistán, esa es jodidilla jejeje.
Pero un detalle importante, por más veces que se repita el «esto no lo debes hacer así», el impulso del nuevo coleccionista le llevará a caer en la trampa y con el tiempo, se dará cuenta por si solo y les dirá a los siguientes «esto no lo debes hacer así».
En el fondo pienso que es una experiencia por la que se debe pasar para seguir progresando, tanto en la colección como en conocimientos.
Enga, un abrazo.
Al final es lo de siempre: no se aprende en carne ajena 😛
Comparto tu opinión y yo, igual que tú, también las compro porque me relaja. Además de eso me resulta interesante porque al coleccionar monedas mundiales por año siempre encuentro muchas de las que me faltan (cada vez menos) y, teniendo en cuenta que suelo comprarlas a los mismos vendedores, sé más o menos lo que me puedo encontrar y siempre puedo revender algunas «medio buenas» por lo que al cabo de unos pocos meses he recuperado lo gastado. El resto lo vendo como chatarra.
Me parece buena técnica, yo hago algo muy parecido a tí, Jose Luis, excepto lo de vender como chatarra.
Qué bien escribes y describes. Envidia me das. (Y la editorial Lobo Sapiens, de León, en cuanto las circunstancias lo permitan, me publicará mi cuarta novela)
En cuanto al contenido… todos son respetables. Relajarse dices… En mi caso, para eso está el deporte, la lectura, los viajes… En relación con el coleccionismo numismático, de acuerdo con mi experiencia de Plaza Mayor de Madrid, antes o después, se apela a los VALORES ECONÓMICOS. ¿Qué valen estas monedas? Te preguntan personas mayores, ofreciéndote monedas usadas de Franco, Juan Carlos I… Si en vez de circuladas, estuviesen nuevas… Por eso, RAREZA Y CONSERVACIÓN, aconsejaría yo a los que empiezan.
Un fuerte abrazo.- Juan Bautista
Felicidades por la publicación!
Buenos consejos das a los que empiezan. En cuanto a lo de viajar y demás, por supuesto que también me gustan y también lo hago (aunque en Estonia es difícil hacer deporte cuando la termperatura es de -20). Esto de las monedas es cuando tengo un momento a última hora de la tarde, algo que no me lleve mucho tiempo.
Un abrazo!
Francisco:
Me ha gustado mucho este post, y es prorque detras de un tema en apariencia de poca importancia has dado con una cuestion de un significado mas profundo de lo que se puede apreciar a simple vista.
Cuando relatas que en definitiva compras monedas al kilo porque clasificarlas en ciertos momentos te relaja creo que te quedas corto y que lo que habria que preguntarse es en realidad por que te relaja de una manera especial y que diferencia hay entre esto y como otro comentarista cita, el viajar, leer o hacer deporte.
En mi propia experiencia y por lo que he podido leer sobre el tema, el sentarse a solas frente a un grupo de objetos con historia propia a los que uno de alguna forma desea poseer y a la vez tambien estudiar y comprender nos saca de alguna manera en esos momentos del lugar que ocupamos y nos da una sensacion atemporal que es dificil de describir pero que para empezar no estaria mal decir que nos relaja, nos trasporta y segun dicen los psicologos nos da la sensacion del dominio del tiempo, que nos aleja de la persepcion de finitud del ser humano, la muerte en otras palabras, siendo quizas esto ultimo lo que lo vuelve algo relajante, placentero y casi adictivo.
Saludos
Gustavo
Hola Gustavo!
Me alegro mucho que te haya gustado el post.
Creo que aciertas punto por punto con lo que siento cuando estoy con las colecciones normales. Parte de ello es, definitivamente, el contemplar la historia y el tiempo a través de un objeto físico, yendo más allá de mi propia vida y mi propia experiencia, que quedan empequeñecidas ante la magitud de lo que representa la moneda que tengo delante.
Pero, en tus palabras, es la primera vez que veo ese sentimiento puesto de manera tan meridiana en negro sobre blanco. Gracias!
Un saludo,